Sabéis que hace ya muchos años que vivo enamorada de las películas y el universo de Disney Pixar.

Creo que hay pocas marcas que apuesten por valores tan bonitos y necesarios hoy en día, y además, sepan transmitirlos de forma tan fácil a los más pequeños.

No hay día que hablando con mis pequeñas fieras no les ponga un ejemplo relacionado con Pixar… cuando tienen que enfrentarse a algo que les da miedo, siempre sale a relucir El Viaje de Arlo, cuando hablamos de amistad es imposible pensar en alguna escena de Toy Story, cuando me doy cuenta que los estoy sobreprotegiendo, recuerdo lo que aprendí con Marlin, el padre de Nemo, trato cada día de crearles «recuerdos esenciales» como los que tenía Riley en Del Revés… y una lámina de Carl Fredricksen de Up en la pared, les recuerda cada día, lo que podemos aprender de los mayores.

La verdad es que me encantaron las películas anteriores de Cars, y de todas sacamos enseñanzas, pero creo que de Cars 3, nos hemos llevado muchas más cosas.

Es una película que, pese a estar planteada para niños y niñas, al igual que las anteriores, pone en escena una nueva situación, tan real como necesaria y que, como madre de una niña de 9 años, no puedo sino agradecer que la saquen a la luz.

¿Cuántas veces hemos hablado aquí del problema de las niñas con las carreras de STEM (Science, Technology, Engineering, Maths)? ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con niñas que no eligen un deporte, un instrumento o una carrera porque «es de chicos»?

Las niñas de hoy son valientes, fuertes, inteligentes,… y Pixar suele mostrarlas así, pero no nos engañemos, por muy capaces que seamos, el mundo no para de «aconsejarnos» que cojamos un camino más fácil.

Cuando yo trabajaba en departamento de marketing de Hewlett Packard, me entró el gusanillo de ser programadora. Y sí. A mi también me aconsejaron que no eligiera ese camino.

¿Quieres convertirte en un señor gordo que come pizza y se encierra en un cuarto 14 horas al día escribiendo líneas de código? – me dijeron – «Hazme caso. No te compliques la vida».

Nunca olvidaré esa frase y nunca me alegraré tanto de no haber seguido ese consejo.

Las mujeres tenemos un don especial para algunas cosas. Por lo general, tenemos más empatía (creo que nos la dan al nacer para que algún día podamos, si queremos, ser madres), más sensibilidad para otras, y el mundo nos ha enseñado a no rendirnos.

Por ello, se nos suele «recomendar» y solemos creer, que profesiones más relacionadas con las ciencias sociales, el cuidado de los demás, o temas como la comunicación o el marketing, nos harán la vida más fácil.

Y acabamos pensando que no somos capaces de lograr retos que, históricamente, han sido «más de hombres».

Pero «a veces alguien ve en ti lo que ni siquiera tu eres capaz de ver». Y esta frase de Cars3, es la que resume para mi, el mensaje de esta película.

En Cars 3 aparece un nuevo personaje, Cruz Ramírez, una gran entrenadora que siempre creyó (o le hicieron creer) que ese tenía que ser su papel. Daba igual cual fuera su sueño (no cuento más para no desvelaros la historia…).

Por lo demás, contaros que la película tiene acción, humor, una fotografía excepcional, y muchos mensajes positivos y preciosos para los niños.

Con el accidente de Rayo McQueen que ya aparecía en el trailer (y que provocó que Pixar recibiera cientos de cartas de niños que se preocupaban o querían saber quién había sido el culpable), Pixar ha intentado una vez más que nos metamos en la piel del personaje, que lo veamos humano y que empaticemos con su dolor, su frustración y cómo, una vez más, vuelve a superar sus miedos.

Otro de los puntos interesantes de la película es la figura del mentor, del entrenador, del coach… como lo queráis llamar. Y a mi me hizo pensar mucho en la importancia de esa figura que te acompaña a cumplir tus objetivos, que permanece en la sombra aunque el mérito parezca que es solo de quien gana las carreras o los partidos… otra magnifica enseñanza para los niños y que a mi, inevitablemente me recordó a Rafa Nadal y el papel de su tío y entrenador Toni Nadal.

Y otro mensaje que a priori puede pasar desapercibido (y eso que en esta peli hasta el famoso A113 de Pixar es bastante evidente…) es el de que los avances tecnológicos no siempre pueden sustituir al esfuerzo y al empeño humano. Yo, muchas veces me he encontrado, como bloguera o profesionalmente, que personas que se venden mejor, invierten más dinero, o cuentan con grandes empresas detrás que les han prometido atajos rápidos, no han podido con gente que de verdad cree (creemos) en que las cosas bien hechas, con esfuerzo y cariño, al final vencen siempre.

Resumiendo… sabéis que no soy una persona demasiado reivindicativa, y no me gustan los extremos ni las polémicas, pero creo que, es de agradecer que Pixar incluya realidades a las que, queramos o no, se van a enfrentar nuestros hijos (y en este caso nuestras hijas) y les enseñen a gestionarlas y a sacar provecho de ellas. Y esa enseñanza es buena para todos los espectadores, niñas, niños, madres y padres.

No puedo sino recomendaros que vayáis a verla.

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