Los problemas con el blog no me dejaron contaros mi opinión sobre los estrenos de cine (aunque lo hice en Instagram).

Me dolió no contaros Ralph Rompe Internet (la secuela de Rompe Ralph que tanto nos gustó) y sobre todo de Mary Poppins, una de mis películas favoritas que supuso mi enamoramiento con la historia otra vez.

Por suerte, llegué a tiempo con Toy Story 4, y aunque no voy a descubriros mucho, con la que es ya la película más taquillera del año en España y que, según dijeron ayer en la tele, ha superado a Frozen.

A estas alturas como os digo, si sois de los poquitos que quedan por verla, seguro que estáis pensando en hacerlo.

La historia ya nos la sabemos pero merece la pena. Merece la pena verla en película con «animales de verdad» como dicen mis fieras, y, sobre todo, que Disney lo ha vuelto a hacer.
Ha vuelto a crear una peli de esas que te hace vivir, sentir, llorar, reír, pensar…

Si El Rey León ya nos enseñó tantas cosas, la nueva versión, es además un disfrute para los sentidos, con una fotografía espectacular, la música, un adorable Simba, ese equilibrio entre cumplir las normas y ser justo y correcto de Mufasa y ese Hakuna Matata que nos invita a ser felices y dejar las preocupaciones a un lado… .

Era una de las películas más esperadas del verano y sólo puedo añadir que mantiene la esencia de la original, las canciones y sobre todo, el mensaje.

No puedo más que dar las gracias por poder vivir momentos así, y hacer que mis “pequeñas fieras” los vivan también… “¿sabéis la suerte que tenéis?. Tenéis que estar agradecidos de poder vivir estas cosas”, les decía el día de la premiere la pesada de su madre al volver al coche.

Sólo dos minutos después, la pequeñina se quedaba dormida abrazando a su peluche de Simba mientras el mayor y yo cantábamos muertos de risa “Hakuna Matata, vive y sé feliz” 😜🦁.

Sin duda, la película del año.

Si aún no la habéis visto… ni lo dudéis.