Hablar de obesidad infantil es hablar de malos hábitos.

La verdad es que crecer en casas con más de 5 pantallas (entre televisión, ordenadores, smartphones..) no debe ser fácil, y es por ello, por lo que debemos ayudar a nuestros niños a llevar una vida activa dentro de un mundo que nos obliga a ser sedentarios.

Se ha llevado a cabo una encuesta entre más de 16.000 niños de ocho países europeos y con edades comprendidas entre dos y nueve años, cuyas conclusiones se han recogido en el estudio IDEFICS (Identificación y prevención de los efectos de la alimentación y del estilo de vida sobre la salud de niños y bebés), y se han resumido en seis puntos fáciles de recordar y que cualquier madre debería tener en mente.


1. Estimular el consumo diario de agua y así dejar de consumir otras bebidas ricas en azúcares y calorías

 

Para ello hay pequeños trucos:

  • Guardar una botella pequeña de agua en su mochila, animarle a beber un poco de agua al levantarse, antes y después de cada comida (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena).
  • Si no les gusta el agua, o les aburre se puede cambiar el sabor del agua añadiendo un poquito de zumo natural de frutas.
  • Incluir en su dieta recetas que lleven agua como gazpachos, sopas, cremas o caldos.
  • Preguntarse si tienen facilidad   para beber agua en el colegio o si los padres tenemos la costumbre de beber agua…

2. Estimular el consumo diario de fruta y verdura: La Escuela Prevenir la obesidad infantil de EROSKI CONSUMER propone consejos como: «tomar fruta variada para almorzar un mínimo de tres días por semana y alternar con las meriendas; dejar el frutero en casa siempre a la vista; presentaciones apetitosas (brochetas, macedonias, frutas o verduras rellenas, batidos o cremas de verduras coloridas); preparar ensalada como entrante común en comidas y cenas familiares; recetas con frutas (pollo con puré de manzana, ensalada con tacos de manzana o naranja, lomo con guarnición de plátano asado); recetas con verduras (bizcocho de zanahoria y manzana, tortillas de verduras, canelones rellenos de carne y verduras, flanes de verduras, pizzas con vegetales…).»

3. Reducir la cantidad de tiempo invertido en ver la televisión. Según la encuesta realizada los niños que veían más televisión eran más propensos a tomar alimentos grasientos y azucarados. La tele se puede usar con videojuegos (tipo Wii) para que  los más pequeños hagan deporte o bailen.

 

4. Estimular el ejercicio físico diario. que además de contribuir a mantener un peso saludable, beneficia a su salud ósea: El estudio demostró que los niños que corrían más deprisa, saltaban más lejos y se mantenían más activos a diario tenían huesos más fuertes. Los expertos estiman que, si los niños tuvieran más horas de educación física, disfrutarían más con el deporte.

 

Así que no tenemos excusa para luchar contra la obesidad infantil y cuidar la salud de nuestros niños, ¿no os parece?-

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