El 6 de septiembre es el último día de vacaciones de mis niños.
Con una extraña mezcla de alegría y pena, por fín los niños vuelven a la rutina, a la normalidad y, por qué no decirlo, a dejarnos respirar un poquito.
Son muchas las madres que dejarán de hacer malabarismos con los horarios laborales tratando de descubrir lo que significa la palabra «conciliac…» ¿cómo era?.
Son muchas las abuelas que podrán volver a pisar la peluquería o tomar un café con sus amigas, sin llegar a casa con los zapatos repletos de arena del parque…
Otras, las autónomas, las que están en casa o las que están de vacaciones, excedencias y otros inventos, estamos deseando poder trabajar o descansar sin tener 24 horas a las fieras a nuestra vera.
Pero el 6 de septiembre (en mi caso) alguna lagrimilla caerá cuando nadie nos mire, imaginando a los niños en una clase nueva, con un profe nuevo y pensando si mamá se acordará de ir a recogerlos. Eso es inevitable.
En mi caso, tengo la suerte de, además de montañas de trabajo pendiente con las que evadirme, de que la tan señalada fecha coincida con el lanzamiento de la tienda online de Massimo Dutti, entre otras.

Mi tarjeta de crédito sufrirá mi angustia contenida junto con mi adoración por las prendas de nueva temporada, lo sé.
Pero también sé, que como pasa desde que una trae al mundo a uno de estos pequeñines, que lo que compraré será ropa para ellos.



Además de las bufandas de cuadros y los shorts grises (el año pasado mi niña llevó unos de Zara y no había quien se los quitara), me encantan las trencas.

Son una de mis debilidades y, además del sufrido plumas, siempre me ha gustado tener una para cuando el mayor (que tiene 5 añitos…) quiera cambiar un poco.
Cazadoras de todo tipo, forradas, de piel, sintéticas, y bufandas… muchas bufandas.
Pasarse por la tienda online de Massimo Dutti va a ser una ruina, os lo digo yo…
¿No os parece?



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