No soy de esas personas a las que les gusta quejarse.

Soy, al contrario, de las que piensa que son raras las veces en las que fruncir el ceño sirve para algo, así que soy de las que espera pacientemente su turno en la cola del supermercado o del banco, sin ponerme nerviosa, sin impacientarme, sin arrugarme…

Algunas veces, la incompetencia de alguna persona puede llevarme al extremo, pero la cosa tiene que ser muy seria para que me atreva a volcar mis quejas sobre el trabajo de alguien.
Sin embargo, hay algo que me hace «vomitar» toda mi furia y son las injusticias y lo que atenta al sentido común.

Y es precisamente del sentido común (o mejor dicho de la falta de este) lo que me indignó el otro día.
Un SMS me avisaba de que podía pasar a recoger los libros de texto de mi hijo mayor («mayor» de 6 años…).
Casi se me salen los ojos de las órbitas cuando vi la cantidad de libros que la dependienta ponía en el mostrador.
– «Debe  haber un error» – me atrevi a murmurar timidamente – mi hijo tiene 6 años.
– «¿Seeeeis años? – dijo ella. Y comprobó varias veces el listado.
No era un error, aunque las dos nos mirábamos con cara de asombro.

Libros de texto 2013-14 más baratos

Me parece razonable que existan libros de lengua, matemáticas, ciencia, pero… ¿Tres cuadernillos de sumas? ¿No puede la profe poner las sumas en un papel? ¿Cuatro cuadernillos de caligrafía? ¿No pueden dar fotocopias en el cole? ¿Un cuaderno de problemas matemáticos? ¿Y por qué los problemas no se dictan como en nuestra época? ¿Un libro de plástica, dibujo, arte o cómo se llame ahora? ¿Es necesario pagar 20 euros por unas hojas donde pintar? ¿Tres libros de inglés? ¿De verdad que no existe uno donde venga todo junto?
Al menos suspiré cuando me dijo que en algún cole hay hasta libros de educación física… Mejor no dar ideas…

240 euros. Y tiene 6 años. ¿Os parece normal?
Lo peor es saber que los acuerdos de los colegios con las editoriales son los responsables de semejante falta de sentido común… y de semejante derroche y atentado a la economía familiar…

Y saber que salen de nuestro bolsillo, para ir al de las editoriales y al de los colegios es, cuanto menos, indignante.

Cómo bromeaba en Twitter el otro día, si a los 8 años me dice que quiere dejar los estudios, casi que le digo que sí…-

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