Cuando eres madre, siempre crees que lo descubres todo.
Yo, que me confieso víctima fácil del marketing (y además orgullosa de serlo), fui de esas madres que compraba cualquier novedad que prometía hacer mi vida más fácil, proporcionarme una hora extra de sueño o sentarme durante cinco minutos a descansar.
Y, como os podéis imaginar, muchos de esos productos novedosos acabaron en un cajón sin utilizarse años y años.
Sin embargo, admito que descubrí productos que no solo me sacaron de más de un apuro, sino que creo que no podría vivir sin ellos y un ejemplo fueron los bañadores desechables.
Tanto en la época que utilizaban pañal como durante el verano que estaban adaptándose a vivir sin él, me daba tranquilidad y además evitaban posibles “pequeños accidentes” y preservan la higiene dentro del agua.
Como en todo, no todas las marcas son iguales y la que yo utilicé (y todas mis amigas) era Huggies® Little Swimmers®.
Si os digo la verdad, me gustaban por los diseños de Disney, y porque la marca me gustaba en otros productos, pero creo que prácticamente no utilicé otro, porque son una maravilla, se ponen de forma muy fácil con la cintura elástica, protegen igual que un pañal de verdad pero no se hinchan en el agua y además no irritan la piel del niño (algo que con el agua no te garantiza cualquier marca).
Tanto en los meses de verano, como si optáis por la matronatación a lo largo del año (que sabéis tiene muchísimos beneficios psicomotores, y mejora la relación entre padres y bebés), os los recomiendo.
Podéis leer más sobre ellos en Club Huggies.-