Me despierto atónita con el revuelo que está causando el chupete de la hija de David Beckham…

Ese  «Vive y deja vivir» que tratamos de imponer a toda costa en la teoría, es difícil de llevar a la práctica sobre todo si existen tentaciones de vender más ejemplares de un diario o aumenta el número de páginas vistas de una web.

Así que The Daily Mail, el diario que tan bien trata al futbolista, se ha atrevido a criticar el que Harper Beckham siga utilizando chupete con 4 años.

chupete hija beckham Harper

El futbolista no tardó en dar su respuesta sobre el «pacifier» (siempre me ha encantado el nombre en inglés del chupete mucho más ajustado a la realidad…):

«Todo aquel que tenga niños sabrá que cuando no se encuentran bien o tienen fiebre haces todo lo posible para que se sientan mejor, y muchas veces es el chupete el que más ayuda. Así que todos aquellos que tanto critican que piensen mejor lo que dicen sobre los hijos de los demás pero no tenéis el derecho de criticarme como padre».

Y me viene a la cabeza una de las ideas que suelo defender cuando alguien a mi alrededor se convierte en padre y te pide algún consejo. «El mejor consejo que te puedo dar es que no escuches los consejos de los demás».

consejos a madre reciente

Y es que convertirse en madres, significa estar sometido a un constante juicio de los demás, que a menudo tienen una necesidad imperiosa de decirte, de aconsejarte, de hacerte dudar…

A mi personalmente me dieron muchos consejos (os recuerdo que mis niños fueron bebés en la época del boom del método Estivil, o en la que la sobreestimulación de Baby Einstein parecía ser necesaria para cualquier bebé) que decidí no seguir. Y el tiempo me dio la razón.

Una vez una pediatra a la que acudía me dijo que mi hija era (también con 4 años) muy mayor para desayunar y cenar un biberón de leche. En aquella época tomaba dos biberones al día de 330 ml. Los motivos eran los dientes, creo, o algún rollo relacionado con madurar (madre mía, con 4 años…)

Por algún motivo que desconozco, decidí seguir su consejo y me fui de vacaciones sin biberones e intenté que la niña pasara a tomar vasos de leche.

El resultado fue que mi hija jamás quiso volver a beber leche, y años después sigo probando todos los trucos y peleando para que tome ni la mitad de la que tomaba gracias a aquellos biberones que tanto le gustaban… qué gran error.

Por supuesto, no pretendo decir que seamos desobedientes con los consejos del pediatra, que no pidamos opinión sobre asuntos que nos preocupan, pero que si el sentido común te dice que no hay que seguir todos los consejos, no los sigas. Que tampoco pasa nada.-

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