Allí estábamos mirando cómo lo chiquitines se volvían locos rompiendo el papel que envolvía los regalos que los Reyes Magos habían dejado bajo el árbol. Después de la emoción, los saltos y los gritos de «mira mamá» con aquella lengua de trapo, nos pedían ayuda para empezar a quitar cartones, y desenroscar los cientos de cables…