En esta familia, hace tiempo que los pingüinos conviven con nosotros… y no, no es que estemos ahorrando en calefacción… es que Club Penguin es una de las mayores diversiones de mis hijos (sobre todo del de 6 años).
Desde entonces, hacemos fiestas de Puffles, manualidades, dibujamos pingüinos y por supuesto, apuntamos en el calendario las fechas importantes en la isla de Club Penguin (fiesta en el hotel, la llegada del móvil secreto, misiones de EPF…).
Lo mejor es que la fiebre pingüinil ha comenzado a extenderse por todas partes y si bien, tuvimos que recorrer muchos quioscos para conseguir los primeros números de la revista, ahora la encontramos fácilmente en cualquier quiosco (siempre que no se agote, claro!).
Además, en la clase de mi hijo han empezado a coleccionar los cromos, cosa que a los padres nos encanta porque rememoramos de alguna forma los tiempos en que nos cambiaban las tapas de los yogures por cromos en la tienda de ultramarinos (¿he dicho «ultramarinos»????, sí, sí, lo sé,… me hago mayor…).
Claro que los niños de ahora lo tienen mucho más fácil y los cromos se consiguen más fácilmente.
Yo acostumbraba a cambiar un sobre de cromos por una buena nota en cualquier examen, pero el otro día nos regalaron una caja con 10 sobres que algún familiar compró en el quiosco del El Corte Inglés…
Lo importante es que los cromos nos sirvan para cambiar con los amigos del cole y cuando sobra uno, siempre nos vale para decorar la agenda…
¿Conocéis Club Penguin?-
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