Ayer tuvimos ocasión de ver en primicia la LEGO Película 2 y, os aseguro que salí del cine fascinada.
5 años después de la invasión Duplo en la película anterior, el universo LEGO vive un estado post-apocalítico donde todo es triste y oscuro.
En medio de todo ello, Emmet Brickowski sigue sonriendo y viendo el lado positivo mientras tararea «Todo es fabuloso» (la canción que en esta familia ha llegado a ser la banda sonora durante años…), y sintiendo que siempre hay un motivo para ser feliz.
La película nos cuenta una divertidísima aventura donde Emmet, Lucy, Batman y sus amigos viajarán una extraña galaxia donde todo es un musical lleno de purpurina, y pondrán a prueba su valentía y también su verdadera forma de ser y de percibir el mundo.
Una de las cosas más interesantes para mi de la LEGO Película 2, es el debate que se deja entrever de fondo, sobre las distintas formas de ver la vida.
¿Merece la pena ser como Emmet y tratar siempre de ver el lado bueno de todo? ¿Es inmaduro tratar de sonreir siempre y no parecer ver los problemas con los que no encontramos a diario?
O por el contrario ¿es mejor tratar de convencer a quien es así, y hacerle ver que el mundo no es ningún cuento de hadas y que hay «madurar» y afrontar los problemas tal y como como son realmente?
El eterno debate entre tratar de ser feliz o asumir la realidad.
Os contaré algo y así entenderéis por qué me ha gustado tanto este debate… y la LEGO Película 2 en general.
Podría deciros que, de alguna forma, soy la madre de Emmet, aunque sé que me tomaríais por loca…
Desde chiquitín mi hijo ha sido un «emmet» cualquiera. No hay día que cuando alguien le pregunta «¿Qué tal?», él no responda «Muy bien» con una enorme sonrisa.
Es un niño y, como todos, hace muchas cosas mal. Pero hay algo que me enorgullece como madre y que os aseguro deja huella en cualquiera que se haya cruzado con él. Además de unos enormes ojos azules y un corazón que no le cabe dentro, es un niño que SIEMPRE ve el lado positivo de todo. Siempre es feliz.
Ello le ha llevado a mucha gente a su alrededor (sobre todo a profesores cuando era más pequeño) a insistir en cada tutoría, que tenía que madurar, que tenía que dejar de ser tan infantil… afortunadamente, como madre y como alguien que se parece mucho a él, le he permitido seguir siendo un niño, seguir con esa forma de ver la vida, y no me arrepiento ni un ápice.
El viernes íbamos hablando de esto en el coche camino del cole. «No cambies jamás», le decía yo. «El mundo intentará que te vuelvas gris, que seas uno más. Intentará convencerte de que no merece la pena ser así. Y es verdad que sufrirás mucho más, pero merece la pena».
Qué casualidad (o no) que habláramos de estas cosas mientras contábamos los días para ver la segunda parte de la que ha sido su película favorita. Escucha y tararea a diario la canción de «Todo es fabuloso» (tanto que confieso que como una mala madre he acabado odiándola a veces…), ha visto cientos de veces todas las películas, juega con los sets… y ahora, al ver la segunda parte, he podido comprender por qué le gusta tanto el personaje de Emmet, y por qué se identifica tanto con él.
Os aseguro que es una película interesante y que hace pensar pero que a la vez es divertida, con guiños que me hicieron soltar más de una carcajada, como madres que pisan LEGOs, verbos como «RegresoAlFuturear», guiños a Radiohead, Guardianes de la Galaxia o Parque Jurásico.
Divertida, entretenida y muy recomendable.
Admito que las expectativas eran muy altas después de la primera parte, pero La LEGO Película 2, las cumple todas.
Lo malo de que nos haya gustado tanto es que sé que se aproxima otra buena inversión en sets de LEGO nuevos… y ya no nos caben en casa 😉