Empezaré diciendo que no soy 100% objetiva… ¿o tal vez sí?

Desde que pude cumplir el sueño de poner un pie en los estudios de Pixar en San Francisco, no volví a ver ninguna de sus películas de la misma forma.

«Un departamento de nubes… tienen un departamento de nubes!!» – Mientras salíamos del Steve Jobs Building en Emeryville (California) no dejaba de repetirme aquello, que no solo me había fascinado, sino que me había demostrado que todo (absolutamente TODO) está cuidado en cada una de las películas de Pixar. Cada detalle se cocina a fuego lento.

Hace unos meses tuve ocasión de presentar durante el estrenos de Cars 3 a Kim White, directora de iluminación de la película y, creedme, nunca más he podido ver una película sin observar cómo atraen nuestras miradas a través de la luz, cómo el agua parece real o cómo cuidan los gestos, los cielos… y las nubes.

CARS 3 Kim White Madrid - Susana García

La semana pasada asistí al pase de prensa de Coco, la última obra de arte de Disney Pixar y no tengo palabras para describiros lo mucho que me gustó.

Tengo que decir que el trailer no le hace justicia.

Me explico. Lo que muestra el trailer es la historia divertida de Miguel, un niño al que le apasiona la música y cuya familia le impide que cumpla su sueño. Ello desencadena en una divertidísima aventura que mezcla el universo de los humanos y el de  los muertos y que hace reír, y empatizar a los niños de una forma magistral.

Coco - Disney Pixar

Pero digo que el trailer se queda corto porque Coco incluye algo más. Mucho más.

Sabéis que las películas de Disney y Pixar suelen tener lo que yo llamo varias capas. Cada espectador, desde los más pequeños a los más mayores, puede ver la película de forma diferente. Los más chiquitines tienen colorido, música, y personajes fáciles de entender. Los niños algo más mayores (a partir de 7 diría yo) además aprenden otras cosas y es aquí donde esta película me ha fascinado.

Familia. Familia y tradición.

Algo que tanto echamos de menos últimamente en los contenidos infantiles y que Coco derrocha por los cuatro costados.

Coco - Disney Pixar familia

La película se desarrolla en México (donde ya se ha convertido en la película más vista de la historia del país y no es de extrañar). Ello hace que sea un auténtico disfrute escuchar la música de mariachis y vivir el colorido que solo ellos saben darle al «día de los muertos».

Coco - Disney Pixar

Pero con lo que me quedo es con el respeto a la familia, a los ancianos, a los difuntos.

Me quedo con «mamá Coco», esa entrañable abuela que va perdiendo la memoria y cuyas arrugas son tan reales y tiernas que es imposible no pensar en alguno de tus seres queridos. En la alegría y la ternura que el niño muestra cuando está con ella y que, a través, de la música es capaz de despertarle.

Coco - Disney Pixar abuela

Me quedo con los valores. Con el respeto hacia la familia y las tradiciones que, aunque a veces un niño no sea capaz de entender, mantienen a las personas unidas.

Me quedo con la alegría con la que nos muestran la necesidad de recordar a los que ya no están. Y también, con que a veces todo tiene un fin. Y no pasa nada.

Coco - Disney Pixar

Me quedo con la enseñanza que deja a los más pequeños de que las apariencias engañan. Que en este mundo en el que les ha tocado vivir, en el que las vidas de los demás parecen mejores, en el que se tiende a idolatrar sin conocer, a veces las cosas son distintas.

Me quedo con la idea de que hay que perseguir los sueños pero valorar lo que implican antes de decidir.

Me quedo con algo que para mi es muy importante y que me parece una magnífica enseñanza para los más pequeños: a no juzgar. A no juzgar a nadie.

Coco - Disney Pixar

No os quiero dar más detalles, pero os puedo decir que es una de las películas imprescindibles y que, sobre todo si tenéis niños a partir de 7 años (los más chiquitines también), deberíais de ir a ver cuanto antes.

Pixar lo ha vuelto a hacer. Es otra de sus obras de arte. No os la perdáis.

Desde mañana, viernes 1 de diciembre, en cines.-

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