La expectación era máxima en esta familia ante el estreno de Frozen.
Habíamos «degustado» un aperitivo en Disneyland Paris, con las princesas Anna y Elsa en la cabalgata de Navidad y Olaf como maestro de ceremonias en el espectáculo Disney Dreams.
Las nevadas de la semana también colaboraron en impacientar a mis pequeñas fieras que preguntaban cada mañana cuando íbamos a ver Frozen. Y en mi caso, saber que era de los creadores de Rompe Ralph y Enredados (dos de las películas que más me han gustado de la factoría Disney), era ya toda una garantía.
Pero Frozen superó todas las expectativas.
La proyección del corto Get a horse antes de la película, ya fue espectacular. De lo mejorcito que he visto, os lo aseguro. Una increíble combinación de blanco y negro y color, de dos y tres dimensiones y muchas sorpresas que lo hacen merecedor absoluto del Oscar al mejor cortometraje de animación.
Y después llegaba por fin el momento de ver una de las mejores películas de Disney: Frozen, el reino de hielo.
La vimos en 3D que al igual que las aventuras de Campanilla y Periwinkle, merece la pena por ver los efectos de la nieve…
La historia, inspirada en un cuento de Hans Christian Andersen, tiene todos los ingredientes para enamorar a grandes y pequeños:
* Princesas del estilo de Rapunzel que combinan dulzura y un toque rebelde
* Divertidísimos personajes secundarios como Olaf, un muñeco de nieve que sueña con vivir en verano, y Sven, un reno que está Navidad le robará protagonismo al mismísimo Rudoph
* Acción trepidante
* Aventuras, risas y emoción…
* Todo aderezado con unos paisajes de esos que solo Disney sabe crear y una banda sonora que se llevará algún Oscar…
Las críticas y la taquilla parecen darme la razón en que se trata de una de las mejores películas de Disney.
No os la perdáis. Merece la pena.
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