No sé cuántas veces he leído, dicho o escrito eso de «la vida cambia en un segundo».

Son cientos las frases que cada día inundan las redes recordándonos que hay que vivir el momento porque en un segundo todo pueda cambiar… o parar para siempre.

A mi me ocurre algo con lo que llaman «frases de autoayuda», y de las que todo el mundo parece reirse y trata de ridiculizar. A mí, cuando una frase me llega de alguna forma dentro, me hace pensar, me motiva en algo… la memorizo para siempre. Y las que no, las olvido.

Los que me conocen saben que en muchas de mis conversaciones repito eso de «siempre pongo una frase en redes que dice…», ó » a mi me encanta un texto que resume lo que pienso»… y es que creo que las frases de autoayuda (o como las queráis llamar) si nos sirven de algo, son maravillosas.

Taza de friends

Hoy bromeaba en stories con el café y el donut que he desayunado después de hacerme un análisis. Y para ello, he hecho una foto a mi taza de Friends.

De repente, he parado a pensar en ella… y me he dado cuenta, de que nunca le había hecho una foto, o al menos no lo recuerdo… Por curiosidad he buscado los dvds con los que me la regalaron y he visto que era una edición especial de la 5ª temporada que ronda el año 2002.
Así que puedo decir que llevo 17 años desayunando con “mi taza de FRIENDS”. Y también puedo decir que soy oficialmente una “maniática” 😜.

Mi taza de Friends me espera y me acompaña cada mañana.
Ha resistido mudanzas, lavados,… y siempre está ahí.

En ella me tomé el último café antes de convertirme en mamá, el café antes de mi primer trabajo, delante de ella he llorado, he celebrado, he respirado hondo, he pasado noches en vela… he sentido miedo, alegría, nervios, paz… y siempre estaba ahí. Siempre solas, ella y yo.

La echo de menos en cada viaje, con cada café que tomo fuera de casa y creo que, junto con mi Buzz Light Year, sería la primera cosa que salvaría si se incendiara la casa.

Hoy llevo toda la noche dándole vueltas a lo que siempre está ahí y creemos que siempre estará.

Acontecimientos de personas cercanas estos últimos días, me han hecho pensar mucho. Personas que habían hecho planes, que se habían preocupado por septiembre, por el próximo partido o por la vuelta al trabajo… y no se han despertado o no han vuelto jamás de sus vacaciones.

Hace años que me cambió la forma de entender la vida para siempre.
Aprendí que en 2 segundos todo puede terminar y que lo que siempre parece que va a estar ahí, un día puede no estar. Aprendí que la vida puede cambiar en un segundo.

Pero hoy, también me han recordado que la vida puede cambiar en un segundo… pero para bien.
Llevo una temporada en la que aunque sé que la vida es maravillosa, había dejado de mirarla con los ojos de siempre.
Llevo una temporada en la que creía un poquito menos en mi y en la que creía que lo hacía todo mal.

Al compartir mi reflexión esta mañana en IG, se ha llenado el buzón inmediatamente de mensajes. De personas que pasan un momento difícil y querían agradecerme mis palabras. De mensajes preciosos de cariño y agradecimiento (nunca dejará de sorprenderme que me den las gracias cuando, de verdad, soy yo la que debería hacerlo).

Pero ha habido un mensaje que me ha tocado el corazón.
Alguien a quien la vida le ha dado golpes duros, muy duros. Y sin embargo, respiraba humanidad, sonrisas y generosidad.
Me daba las gracias y me aseguraba que esa sonrisa y esas ganas de hacer la vida bonita que cada mañana intento dejar en forma de foto o texto, llegaba más lejos de lo que yo jamás hubiera imaginado.
Pero además de tocarme el corazón y hacerme volver a creer que no lo estoy haciendo tan mal como yo insisto en creer, me ha enseñado que hay más personas capaces de sacar algo bueno de todo lo malo. Y creedme, me ha hecho pensar mucho, me ha hecho llorar (hoy he debido de agotar mis reservas…) y me ha hecho volver a creer en mi y en que el ser humano puede ser, y es, maravilloso.

No sé si los golpes duros de la vida hacen que salgan a la superficie a las personas extraordinarias, o es el destino el que las pone en tu camino cuando te hacen falta. Personas que ya existían pero que no veías… o quizás la vida estaba esperando a que aparecieran a través de un mensaje cuando te hacía más falta.

En cualquier caso es así y para mi, es absolutamente mágico.

Igual que aquel mensaje de Ana, que corría su primer 10k y me escribía para darme las gracias, el de Noelia que me decía que había empezado a entrenar gracias a uno de mis post (y que sé que cada mañana nos sonríe desde el cielo…), el de Patricia dedicándome sus kilómetros en IG, el de tantas otras personas que me han hecho ver que compartir todo esto merecía la pena… y que releo cada vez que me vengo abajo… los mensajes de hoy, y este en especial, me ha llegado al corazón.

Así que me perdono otra vez a mi misma por todo lo que hago mal, pero también me doy una caricia, trato de ser indulgente conmigo misma, e intento volver a ver la vida con los ojos de siempre y que últimamente me costaba tanto.

Porque la vida, como mi taza de Friends, me espera cada mañana y me dice “Vamos, Su. Hagamos del día de hoy algo extraordinario”. Y ¿sabéis algo? Pienso volver a hacerle caso.

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