Cuando no tenía niños me prometí a mi misma que nunca diría frases tan típicas de madres como «las vacaciones duran demasiado» o «bendito colegio», pero tengo que admitir que cada vez más se me hace más difícil la tarea de entretener a las fieras durante el verano.
Ya os he contado que hemos ido a conocer una granja de verdad, hemos montado en barco (esto creo que aún no os lo he contado), hemos dado paseos por el puerto hasta el punto de conocer cada una de las piedras que hay en él, hemos ido a pescar con los primos, hemos ido a la playa, hemos capturado cangrejos… pero tan pronto como el mayor de 6 años vio en la pantalla de inicio de mi iPhone que era 5 de agosto, recordó que ya se había estrenado la película de Los Pitufos 2.
Aunque conseguí retenerles un par de días (porque prefiero dejar los planes tipo cine para días con mal tiempo), al final me rendí y nos encaminamos al cine más cercano a ver «Los Pitufos 2».
La primera escena, os advierto que puede dar un poco de miedo a los más pequeñines (lo digo porque algún niño pequeñín lloraba), pero la película me gustó bastante (aunque menos que la primera parte).
Como sabéis (y si no lo sabéis os lo cuento) Pitufina fue creada por Gargamel para engatusar a Papá Pitufo y conseguir su esencia pitufa. Pero Pitufina se volvió buena y pasó a ser una más en la aldea pitufa.
Esta es la historia que da pie al resto de la peli.
En ella aparecen nuevos pitufos, Pitufina lleva un corte de pelo a lo Jennifer Aniston, y Azrael, el gato de Gargamel, se vuelve más divertido que nunca.
La historia se desarrolla en París, así que uno se da una vuelta (aunque sea visualmente) por los Campos Elíseos, la Torre Eiffel o Notre Damme.
Os recomiendo la pelo, tanto si vuestros pitusos, perdón, niños, han visto la primera parte como si no.
Aquí tenéis el trailer en español:
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