La verdad es que el primer día de cole es un día muy raro.
Como alguien me dijo hace poco, hoy en día, tendemos a magnificar todo y, como dijo Mr. Increíble, nos pasamos la vida celebrando la mediocridad.

Y estoy de acuerdo que el primer día de cole es un día más, pero no podemos negar que si bien los niños tienen una mezcla de ansiedad, nervios, y miedo, las mamás no somos menos.

La primera norma de la madre que deja en el cole a su pequeñín es aparentar total normalidad y no aparecer ni nerviosa ni preocupada.

Este año he logrado mejorar mi actuación y creo que, si bien aún no gano el Oscar, el papel de madre tranquila me ha salido mejor que el año pasado.
Sin embargo, después de dejarlos, tengo un gusanillo en el estómago que no me deja vivir.

Como es el segundo año de la pequeñina y el tercero del mayor, así que conozco el cole de sobra, a las profesoras, las instalaciones y las reacciones de otros años, pero ay, no consigo evitar estar con esa vocecilla en la cabeza que te pregunta ¿estarán bien? ¿me echarán de menos? ¿se les hará muy largo?

Y así transcurre la mañana, con los niños jugando y riendo, y las mamás con un pequeño retortijón que, al menos en mi caso, me empujará a irles a buscar lo antes posible y cargada de chuches…

¿Os pasa también a vosotras?-

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