Si ponen en la tele El Club de los Poetas Muertos en esta familia salen todos despedidos.
No tienen la más mínima duda de que mamá la verá una vez más, y que además, llorará muchísimo, algo que el mayor no soporta ver, y que a la pequeñina le genera cierta curiosidad y por ello viene a comprobar cada diez minutos que mamá no se ha deshidratado con tanta lágrima…
El Club de los Poetas Muertos se estrenó en 1989, lo que significa que yo tenía 15 ó 16 años, y tal vez fue esa la razón por la que me impactó tanto.
Yo ya era lectora de poesía y además me fascinaba todo lo que rodeaba a ese mundo, e incluso asistía a talleres de escritura, pero esta obra de arte (porque para mi es mucho más que una película) me enseñó muchas cosas que me hicieron ver y afrontar la vida de otra forma. Nunca sabré si las hubiera descubierto de todas formas, pero lo que tengo claro es que El Club de los Poetas Muertos supuso (y supone aún) para mi una colección de pensamientos motivadores y sobre la vida en general que intento mantener y no olvidar nunca.
Estos son solo algunos de los pensamientos que insisto en hacer míos cada vez que veo la película:
1.- Soñadores vs el resto del mundo.
Una de las cosas que muestra la película desde el principio, es que el mundo se divide entre los soñadores y aquellos que insisten en que debemos tener los pies en la tierra y pensar siempre en las consecuencias. Y ambos son necesarios. Pero hay que disfrutar, y dejar que se disfrute, con los sueños.
«De momento es solo un sueño. Déjame al menos que disfrute soñando» le dice Neil (Robert Sean Leonard) a Todd (Ethan Hawke) cuando el insiste en que piense en las consecuencias antes de actuar.
«Sólo al soñar tenemos libertad, siempre fue así y siempre así será”.
Soñar nos mantiene ilusionados y nos da fuerzas para lograr los sueños y perder el miedo. Sin embargo, vivimos en un mundo que no acepta los sueños. En la práctica sorprende que alguien persiga un sueño y los demás insisten, tal vez por instinto de protección, en que no soñemos «demasiado alto».
2.- Aprovecha el momento.
«El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, no alocadamente, sino mimando cada situación, intentando realizar cada sueño, buscando el éxito de los demás y examinándote de la asignatura fundamental: el amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida».
3.- Hay cosas que necesarias para vivir y cosas necesarias para sentirnos vivos.
«Les contaré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque sea bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, los negocios, las ingenierías… son necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son las cosas que nos mantienen vivos».
4.- Escucha tu propia voz
«Chicos, debéis esforzaros por encontrar vuestra propia voz. Porque cuanto más tiempo tardéis en escucharla, menos probabilidades tendréis de encontrarla. Thoreau dijo que ‘la mayoría de los hombres llevan una vida de silenciosa desesperación’. No os resignéis. ¡Fugaos! Salid. Este es el momento»
5.- «Vivir el momento» no es vivir alocadamente
«Hay un momento para el valor y otro para la prudencia y el que es inteligente los distingue.»
Personalmente creo que quien entiende este punto es quien más disfruta de la película.
6.- Ten tu propio criterio
«Todos necesitamos ser aceptados, pero deben entender que tus convicciones son tuyas, y te pertenecen».
Hay que saber pertenecer al grupo pero esa voz interior que te hace pensar distinto a los demás, es pura magia. Debemos escucharla.
7.- Hay que ser agradecido
Además de las escenas de dolor, la escena final en la que los alumnos agradecen a su profesor todo los que les ha enseñado, es la que más me hace llorar. La emoción de decirle a alguien que ha sido capaz de cambiar tu vida para siempre se tiene pocas veces (yo tengo la suerte de haber podido encontrar gracias a las redes sociales a una profesora que cambió mi vida y agradecérselo) pero en nuestro día a día, debemos dar las gracias a quien nos hace sentir bien.
8.- Permite que los demás se equivoquen
Como madre, ahora saco algunos mensajes que pasaban desapercibidos años atrás cuando veía la película, como el dejar que nuestros hijos prueben y se equivoquen. Aunque permanezcamos alerta a su lado, intentando que el golpe no sea muy duro, pero hay que dejar que tropiecen.
9.- Los amigos
Los protagonistas no son amigos de la infancia ni tan siquiera tienen caracteres parecidos pero les une la pasión, la poesía y el querer sacar (e insistir en hacerlo) lo mejor del otro.
Para mi la escena en la que Neil (Robert Sean Leonard) se acerca a Todd (Ethan Hawke) y consigue arrancarle una sonrisa haciendo volar el regalo que le han hecho sus padres, supone una de las muestras de cariño y amistad más bonitas que he visto jamás.
10.- Y como dijo John Keating, la vida es poesía ¿cual es tu verso?
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