Nunca he terminado de entender la eterna comparación entre LEGO y Playmobil.

Para mi LEGO siempre será sinónimo de creatividad, ingenio, construcción, e imaginación.

Los  Playmobil son unos muñecos, ideales y divertidos, pero ya vienen armados. Invitan a jugar y a imaginar pero no son, al menos para mi, comparables. Más allá de la forma de las manos o de alguna otra similitud en los sets, son conceptos distintos.

Pero ¿por qué os cuento esto?

Porque ayer asistimos a la premiere de «Playmobil, la película»… y las comparaciones volvieron a sucederse.

Creo que la película responde a la simple necesidad de no quedarse atrás frente a la LEGO Película pero esta vez, no han estado a la altura.

Se trata de una película que intenta emular a la de la competencia pero que añade poco más y sobre todo, se queda corta en algunos aspectos.

Sabéis que tengo mucha facilidad para emocionarme, reír, llorar o salir de una película infantil con un mensaje que me inspire. Pero ayer, no fue así.

Se trata de una película que entretiene a niños menores de 10 años y no les defraudará.

Se trata de animación por ordenador, de personajes divertidos y mucho color.

Ahora bien, para los «mayores» pasa por una película un poco pobre. No hay una sola carcajada, ni un guiño a los padres (algo que ya casi está descontado en una película para niños…), no hay apenas emoción, ni siquiera un momento de contener el aliento por ver si los personajes consiguen huir… no hay ingenio, se trata de una historia en la que se suceden personajes sin  mucho sentido y demasiados «estilizados» lo que le quita también un poco el encanto de la reproducción fiel de las figuras.

La LEGO Película, además de contar una historia, emula un stop motion que es una verdadera obra de arte. Aquí se trata de animación simple a la que no le han pedido demasiado.

Resumiendo: me parece una película ideal para niños menores de 10 años y padres sin muchas expectativas. Para pasar un buen rato, nada más.