Aún recuerdo el día que mis hijos, siendo muy chiquitines, intentaron cambiar de canal tocando la pantalla de la televisión. Habituados a iPads, iPhones y pizarras interactivas, les costaba entender que aquello era solo una tele.
La televisión es, hoy en día, uno de los dispositivos más importantes de la casa. Lo que antes se llamaba «la caja boba» porque te limitabas a ver lo poco que te ofrecían, es hoy un instrumento para multitud de experiencias interactivas.
Poder conectar cualquier otro dispositivo, jugar, ver cine con una calidad extrema… son solo algunas de las cosas que podemos hacer con televisores como el que hoy os quería presentar, QLED de Samsung.
Pero ¿qué tiene de especial?
Por un lado, el color. Se trata de una televisión con una calidad de imagen y un color que cualquier cosa parece real. Esto cobra importancia en todo tipo de contenidos, pero creedme que en los infantiles puede ser enorme.
Por otro lado, el contraste.
Su teconología Q contraste, permite que sea cual sea el nivel de luz, la posición, o incluso la falta de luz, la imagen se adapte y se vea perfecta. Esto es importante si no tenemos muchas opciones de elegir donde colocarla porque nos aseguramos que la calidad de la imagen va a ser perfecta esté donde esté.
Algo muy importante es la forma de colocarla en la pared. Ya sea plana o curva, cuenta con soporte para que quede algo separada o totalmente pegada a la pared como si de un cuadro se tratara. Y ello, con facilidad, sin complicaciones, instalada en menos de 15 minutos.
Y por supuesto sin cables a la vista que se recogen todos en un tubito detrás.
Hay varios modelos y varios precios.
Os invito a verlo en la web de Media Markt que es donde la podéis comprar.